lunes, 2 de mayo de 2011

Bibliocaustos Políticos

La Alemania Nazi
Por: Jenifer Salas Seguel. --Fecha: martes 12 de abril de 2011
Introducción
A través de los siglos el ser humano ha sentido la necesidad inmanente de trascender y dejar un legado perenne para las generaciones venideras; claros ejemplos tenemos en los jeroglíficos rupestres de la prehistoria, y posteriormente tendrán cabida manifestaciones más elaboradas en las primeras civilizaciones de Egipto, Mesopotamia, Grecia, entre otras, de las que somos herederos.
Considerando el carácter perfectible de que está dotado este mamífero bípedo, no tardaría en esforzarse por producciones más elevadas, intelectualemente hablando, y es así como el sistema de escritura se transforma en la piedra angular de expresión humana (las artes plásticas, musicales y visuales no representan para este estudio gran importancia, en cuanto nos referimos únicamente a letras).
Sin embargo, mientras haya un sector preocupado por graficar sus pensamientos, deseos o ideas, ya sea por un proselitismo encausado o por meras nociones estéticas; habrá otro de corte antagonista que no concuerde con lo propuesto, planteado o expresado que determine “nocivo” para la humanidad la proliferación de tales o cuales filosofías divergentes del cánon propuesto (¿o impuesto?).
Es así que grupos humanos se han enfrentado intelectualemente, donde el elemento en cuestión no son ya terrenos geográficos u otros bienes tangibles; sino más bien unas cuantas hojas empastadas que representan para éstos o aquellos una amenaza en el plano de las ideas, y como dijera Heinrich Heine “donde los libros son quemados, al final también son quemados los hombres”... de bibliocaustos a holocaustos.
Problematización
En el período comprendido por la Historiografía tradicional como “entreguerras” del 1° y 2° enfrentamiento bélico mundial, es decir, los años transcurridos entre 1919-1938, tuvo lugar una masiva destrucción de libros; la que fue planeada y gestada específicamente el 30 de enero de 1933, lo que coincide con el ascenso de Adolfo Hitler a la Cancillería Alemana, así es que el mismo inicio de año “el 4 de febrero, la Ley para la Protección del Pueblo Alemán restringió la libertad de prensa y definió los nuevos esquemas de confiscación de cualquier material que fuera considerado peligroso. Al día siguiente, las sedes de los partidos comunistas fueron atacadas salvajemente y sus bibliotecas destruidas. El 27, el Parlamento Alemán, el famoso Reichstag, fue incendiado, junto con todos sus archivos. El 28, la reforma de la Ley para la Protección del Pueblo Alemán y el Estado, legitimó medidas excepcionales en todo el país. La libertad de reunión, la libertad de prensa y la de opinión, quedaron restringidas. En unas elecciones controladas, el Partido de Hitler, conocido como Partido Nazi, obtuvo la mayoría del nuevo Parlamento y se decretó oficialmente el nacimiento del Tercer Reich.”
Tras la vergüenza ocasionada por la derrota en la 1° Guerra Mundial, Alemania se replanteaba política e institucionalmente, bajo el siniestro signo de un hombre que encabezaría una de las peores masacres que recordará la humanidad durante siglos. Para obtener apoyo civil , pues el mililtar estaba de antemano dispuesto, se conformó un nuevo estamento estatal denominado Ministerio del Reich para la Ilustración del pueblo y para la propaganda; éste bajo la responsabilidad de “Goebbels, quien no había ingresado al Ejército por ser patituerto, se había doctorado como Filólogo, en 1922, en la Universidad de Heidelberg, donde fue profesor Friedrich Hegel en el siglo XIX. Era un lector apasionado de los clásicos griegos y, en cuanto a pensamiento político, prefería el estudio de los textos marxistas y de todo lo escrito que existiera contra la burguesía” .
El inicio de las hogueras intelectuales fue el 26 de marzo, en una alejada comunidad llamada Schillerplazt; y una semana despúes el mismo malogrado destino sufrieron ejemplares de literatura y filosofía considerados comunistas o de orígen judío en Wuppertal. Cabe señalar que personas de renombre en el ámbito cultural tendieron la mano a la iniciativa de reeducación popular, entre ellas el filósofo alemán Martin Heidegger.
Como es sabido, la juventud es sinónimo de revolución e impetuosidad; es así que el 5 de mayo del año1933 alumnos de la Universidad de Colonia acudieron a su biblioteca institucional con un propósito claro: despojar cualquier vestigio de lecturas semitas o de índole filosófico político que no se atuvieran a los valores sembrados por el ya instaurado Tercer Reich; y como en la novela de Ray Bradbury “Farenheit 419”, horas más tarde del saqueo, fueron quemados.
“Los estudiantes estaban frenéticos. El día 6, del mismo mes, la juventud del Partido Nazi y miembros de otras organizaciones, sacaron media tonelada de libros y folletos del Instituto de Investigación Sexual de Berlín. El día 10, la Asociación de Estudiantes Alemanes se agolpó en la biblioteca de la Universidad Wilhelm Von Humboldt y comenzaron a recoger todos los libros prohibidos por el régimen”. A éstos deben sumarse las bibliotecas de particulares y de judíos detenidos. Claramente inducidos por un hálito nacionalista, la recopilación de textos incinerados en ese mes superó los 25.000. Mientras tanto invocaban a Karl Marx y Kautsky, en un llamado para conformar una comunidad del pueblo, eliminando a la clase económicamente materialista y dominante, según ellos, los semitas.
“La hoguera ya estaba encendida. Tal vez nadie podía creer lo que pasaba, pero no dejó de sorprender a cualquier observador que una de las capitales más cultas del mundo, donde se encontraban algunas de las más importantes universidades europeas, era el centro de una de las quemas de libros más impresionante de la época. Joseph Goebbels, quien dirigía todas las acciones, levantó la voz y después de saludar a todos con un estruendoso Heil, explicó los motivos de la quema: La época extremista del intelectualismo judío ha llegado a su fin[...] Durante los pasados catorce años ustedes, estudiantes, sufrieron en silencio vergonzoso la humillación de la República de Noviembre, y sus bibliotecas fueron inundadas con la basura y la corrupción del asfalto literario de los judíos.”
“Sigmund Freud, cuyos libros fueron seleccionados para ser destruidos, dijo irónicamente a un periodista que, a pesar de lo que pudiera comentarse, semejante hoguera era un avance en la historia humana:
En la Edad Media ellos me habrían quemado. Ahora se contentan con quemar mis libros”.
“El día del suicidio de Adolfo Hitler, en 1945, nombró Canciller del Reich a Goebbels, éste aceptó con honor sólo por unas horas. Casi como si se tratara de una simetría perversa, el 1 de mayo, el mes de la gran quema de libros, acabó con todos sus hijos, mató a su esposa, y luego, no sin esbozar una sonrisa de triunfo y alzar la mano celebrando al Führer, se dio muerte” .
Conclusión
Considerando que un árbol sin sus raíces no es nada, podemos paralelar que un hombre sin su historia tampoco existe. Éstos actos van más allá de una estrategia de veda política, son un directo atentado contra las libertades individuales y un atropello absoluto del trabajo de autores (en este caso particular, más de 5.500 ). ¿Podemos nosotros imaginar un mundo sin libros? ¿Una pseudocultura como la del texto futurista bradburiano? ¿Viviendo a ciegas en un apagón cultural?
Éstas realidades no nos son ajenas; vale recordar que en el Chile post ’73, el régimen militar de Pinochet también empleó estrategias bibliocaustas para reformar el pensamiento y obtener prosélitos aun por fuerza.
Como personas de mentalidad postmoderna podemos, en toda nuestra libertad, cuestionar y reformular planteamientos que se daban antaño por ciertos; mas no con ello avasallar posturas antagónicas. Debemos abogar porque el abanico de posibilidades jamás se cierre; en otras palabras, que cada individuo pueda siempre conocer la baraja de oportunidades para que su adhesión o rechazo a uno u otro planteamiento sea en total conciencia de que éxiste a tal un anverso válido. Se eleva así la Dialéctica, para no monopilizar la información y ser realmente ejecutores de libre albedrío.

Universidad de Playa Ancha
Metodología de la Investigación
Pedagogía en Castellano
Campus san Felipe
Prof. Raul Hauser Ben-Iaacov

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